martes, 16 de abril de 2013


Como nada sabe de esos bonitos sentimientos alienígenas, la lagartija del acantilado corre a esconderse por si acaso. Se queda con la gana de disfrutar la lluvia.

Acabo de revisar por azar y esta es la segunda lagartija en los matachos de la libreta publicados. La otra lucía la gabardina del optimismo. Por estos días necesito esa gabardina.

Cambio de tema: es curioso cómo se juntas las cosas. Acabé de colorear la nave alienígena de la entrada pasada el sábado y ahí mismito caí en un programa de THC sobre los astronautas ancestrales o título similar, un rollo que me trae pensativo. 


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