sábado, 3 de noviembre de 2012


Quince días tardó en avanzar hasta un poco más de la mitad de la tarea que se propuso cuando se cansó de pescar sin pescar barracudas, misma cuya sola idea  le pintó la sonrisa en el rostro y lo desentendió de los demás asuntos. Una tarea poética. Se concentró en describir en detalle con palabras nunca antes juntas el aroma de la flor carnívora a cuyo cuidado venía entregado hace años sin haberse percatado. Un aroma cambiante según el ciclo de la luna. Se puso abeja y las ristras de palabras fueron consignadas en una libreta secreta, con la caligrafía cuidada de las palabras muy meditadas.

La flor carnívora es recurrente en mis libretas. En esta doble página apareció de nuevo y jaló de la nariz a la gran nariz, cuyo garabato es menos frecuente. Atrajo también a la abeja. Los asuntos que debí atender por estos días explican el tamaño del lapso entre esta entrada y la anterior, y dieron  el tiempo suficiente al personaje para avanzar en su tarea poética. 


2 comentarios:

  1. Camacho berenice, beto y naty nos declaramos seguidores de tu jardín creativo y todos tus matachos

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  2. Bonito tener visitantes en el jardín y descubrirlos el domingo por la mañana . Bienvenidas y bienvenido.

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