sábado, 10 de agosto de 2019


La casa de la vidente está cerrada por conjuntivitis. Vuelva mañana.

La fachada la vi en un número de la revista El Paseante de 1998 que aún conservo. Es una foto de Anna Marianni, tomada en el nordeste brasileño, que me encantó, pero me quedó mal grabada en la memoria. Ahora que reviso para dar la referencia, compruebo que la fachada fotografiada es muy bella y que mi memoria hizo ajustes involuntarios más bien desafortunados, pero agregó el ojo. La palma es un intento de dibujo del natural y está cerca al garage donde mi hijo Simón toma clases de piano en Tinansucá, la tierra de los rayos. Fue lo primero que dibujé; luego la memoria trajo la casa, el ojo trajo consigo el oficio de la habitante (ver las ciudades y los símbolos del maestro Calvino), el oficio trajo aparejada la imposibilidad de ejercerlo para explicar la puerta cerrada y así todo. Salta al ojo al abrir el cuaderno de notas que estoy usando ahora.  


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