martes, 24 de abril de 2018

 















El pez lámpara acompaña el vapor que pilota Marlow en busca del corazón de las tinieblas.

He saldado la deuda de lectura con Conrand. Leí la novela en una edición del Libro al Viento que cargué en el bolsillo durante un viaje y que no he puesto a circular de nuevo. Leía más bien distraído en el avión y decidí mejor ponerme a rayar en la libreta. Rayé primero las ondas del mar o el río. Entonces el barco entró a campo por la izquierda arrastrando tras de sí la orilla enmarañada, luego saltó el pez con lámpara para alumbrar las tinieblas y en esas estaba cuando de pronto me estalló en la cabeza la idea de que Marlow no era otro que el predecesor, el padre espiritual, de Maqroll el Gaviero y sus tribulaciones. Cosa bien sabida como después supe por mi amado Lorenzo, pero que en ese momento fue para mí una estremecedora epifanía. Otra cosa: este matacho es un retorno al origen; tal cual salió en la libreta de apuntes fue coloreado, sin versionarlo en la libreta de dibujos. No sé, sentí un fresquito. 




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