Como nada sabe de esos bonitos sentimientos alienígenas, la lagartija del acantilado corre a esconderse por si acaso. Se queda con la gana de disfrutar la lluvia.
Acabo de revisar por azar y esta es la segunda lagartija en los matachos de la libreta publicados. La otra lucía la gabardina del optimismo. Por estos días necesito esa gabardina.
Cambio de tema: es curioso cómo se juntas las cosas. Acabé de colorear la nave alienígena de la entrada pasada el sábado y ahí mismito caí en un programa de THC sobre los astronautas ancestrales o título similar, un rollo que me trae pensativo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario