Donde una ciudadana sin afanes puso esta estrella en modo estatua en el patio de su casa con una banquita al frente y los vecinos y no tan vecinos la visitan y piden sus deseos para un mundo mejor con despacio, al sabor de un tinto o un ron. Primero fue la estrella, luego el pedestal que la dejó quieta para poder pensar el deseo con calma, finalmente apareció la ciudadana de la idea.
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